En este momento nos encontramos atravesando el triangulo de las Bermudas. Ese triangulo imaginario que tiene como uno de sus vértices a las Bermudas y que cubre gran parte del mar de los sargazos.

Desde que empezamos a navegar por el triangulo estoy cruzando los dedos para que algún fenómeno inexplicable nos transporte a través de un agujero de gusano en un viaje tridimensional hasta Valencia o mejor aún, hasta Moraira o Denia para poder tomarnos un arrocito y saber que nos quedan tan solo 60 millas para llegar a casa.

Antes de zarpar de Panamá, hablé por teléfono con mi amigo Javi del catamaran Zingay sobre su regreso desde Guadalupe a Portugal el año pasado y me estuvo comentando que por esta zona donde estamos navegando, se encontró con una tormenta de rayos que según me dijo, se preparó hasta la bolsa del pánico por si por culpa de algún rayo debía abandonar el catamaran. Según me comentó, jamás había visto una tormenta de rayos como la de aquella noche. Y es que los rayos de normal impresionan y asustan, pero si te encuentras solo en medio del océano, el miedo es irracional. No sabes donde esconderte y encima navegando con un mástil de aluminio de 18 metros parece que los rayos te persigan para atravesarte como espadas de luz. Afortunadamente, nosotros no nos hemos tropezado con ninguna tormenta de rayos en esta travesía.

Sin duda, el triangulo de las Bermudas, es una de las zonas más misteriosas del planeta. Muchos barcos han desaparecido mientras navegaban por estas aguas. Quizá las tormentas que se forman por aquí hayan ayudado a incrementar la leyenda. 

Jota me ha comentado que durante su guardia nocturna ha visto luces a lo lejos. Como si fuesen los resplandores de las ciudades, lo cual es imposible porque en este momento nos encontramos a más de 100 millas de Bermudas. Es posible que la cervecita de la cena influyera en sus visiones nocturnas. O quizá a escondidas este tomando algún tipo de alucinojeno para hacer más llevadera la travesia. Luego le preguntaré.

Nosotros de momento estamos navegando con un sol radiante durante el día y por las noches disfrutamos de un manto de estrellas espectacular. De esos de los que sólo podemos disfrutar aquellos que estamos bien alejados de la civilización. 

Ayer seguimos navegando en ceñida. Con mayor y génova a todo trapo y velocidades por encima de los 6 nudos. Navegación mucho más cómoda que el día anterior ya que las olas fueron disminuyendo su tamaño de forma progresiva.

El chándal y los pantalones largos ya es la indumentaria oficial del Saramia. Adiós a los bañadores y a las camisetas de manga corta. Por la noche es preciso hacer guardia con una manta para no terminar como Olaf el de Frozen.

A las 2 de la mañana cayó el viento y tuvimos que arrancar motor durante 4 horas hasta que a primera hora de la mañana se levantó una brisa que nos está llevando de forma suave hacia el norte.

Esperabamos vientos más del sur para poder navegar hacia el Este. Pero mientras tanto seguiremos hacia el norte hasta que el viento role y podamos ganar más Este.

Día 17:  130 millas.
Total acumulado: 1716 millas.
Posición a las 13:00 UTC del 30 de Mayo de 2020: 31°57.355N 67°29.409W

0 Shares:
You May Also Like
Sigue Leyendo

Día 42: Orejas de burro.

Los últimos cuatro días han sido una auténtica navegación de placer. Sobre todo los dos últimos días. Vientos…