Ayer por la tarde pasamos las peores 4 horas desde que zarpamos de Panamá. Durante esas eternas horas, dos de ellas las pasamos navegando con vientos sostenidos de 40 nudos y rachas de hasta 50. Una auténtica locura. El bimini hinchandose como un globo con sus placas solares a punto de salir volando. Las olas golpeando sin cesar por todas las partes del casco. El piloto automático moviendo la rueda sin descanso de un lado a otro y Jota y yo alucinando viendo como el viento subía y subía sin parar hasta quedarse en los 45 nudos de viento y alguna racha llegando hasta los 50. Fueron momentos de sock.

La previsión que descargamos todas las mañanas nos decía que el viento que nos venía del suroeste iría rolando poco a poco hasta quedarse en un noroeste con vientos de 25 nudos y rachas de 30. Pero la previsión ayer no se cumplió. Estuvimos esperando el cambio de dirección durante toda la tarde y cuando llegó lo hizo sin avisar y enseñando los dientes.

Eran las 5 de la tarde cuando estabamos navegando con bastante mar y con vientos de 22 a 27 nudos. No era una navegación cómoda pero lo llevábamos bastante bien. Ayer fue el primer día que comimos dentro porque fuera el tiempo no acompañaba. Después de comer yo me quedé en cubierta y Jota se fue a su camarote. Estábamos esperando el cambio de viento para dejar de subir norte y bajar hacia el sur. En eso que sobre las 5 le digo, Jota, ya sopla del oeste, y el me responde, cambiamos el génova de lado y hacemos rumbo sur?. Estábamos a punto de cruzar la latitud 34, el límite máximo que nos habíamos marcado para dejar de subir. Yo le respondo que no, que mejor esperar hasta que nos entre el viento con un ángulo de por lo menos 290° para cambiar el génova de banda. Pero no pasaron ni 5 minutos y el viento ya tenía un ángulo de 330°. En ese momento empiezan a caer las primeras gotas de lluvia y el viento empieza a subir, primero a 30 nudos, después a 35 nud os, el barco se descontrola, llevabamos demasiado trapo, la velocidad superaba los 8 nudos. Nos ponemos manos a la obra y lo enrollamos por completo y lo desenrollamos por la otra banda para poner rumbo sureste. Lo desenrollamos tan sólo 1/5 de su superficie. Pero el viento no deja de subir, llegamos a los 40 nudos, después a los 45, en ese momento nos ponemos manos a la obra para reducir todavía más la superficie. Nos quedamos con un trapito y la velocidad por fin se reduce, nos quedamos con una velocidad de entre 5 y 6 nudos. A veces subiendo a los 8 cuando surfeamos las olas. Pero ya sentiamos que el barco estaba estable y la rueda del timon no giraba con movimientos bruscos. Era momento de asimilar la nueva situación. 

Miramos a nuestro alrededor y el mar que se había formado era espectacular. Todas las olas con espuma y el agua de la cresta volando con el viento. Las olas rompían en el Saramia por todos lados. El cambio de viento había sido tan repentino que la dirección de las olas todavia no estaba definida.

Asi pasamos la primera hora en cubierta. Primero Jota a la rueda y después otro rato yo. Pero veíamos que el piloto automático mantenía muy bien el rumbo y no veíamos necesario estar en cubierta recibiendo rociones por todos lados. Al rato nos metimos dentro del barco y cerramos la puerta. Afortunadamente después de comer tuvimos la brillante idea de ir al camarote que se encuentra en la proa y sacar la puerta del barco, de no haberlo hecho, en ese momento hubiese sido imposible.

Asi estuvimos una hora más dentro del barco viendo como el viento no bajaba de los 40 nudos. Incluso nos permitimos tomar un poco de queso con vino. Si, lo sé. El vino en ese momento no tocaba. Pero quedaba solo un culito y con ese queso manchego no le acompañaba bien el agua. 

Cuando el viento cayó a los 35 nudos, abrimos la puerta para sacar un poco más de génova y ganar algo de velocidad. Las olas rompían en la popa y era por falta de velocidad. Al minuto de abrir la puerta una ola enorme golpeó con la popa del barco y entró de pleno en el salón. No tengo ni idea cuantos litros entraron de golpe pero la bomba de achique estuvo casi media hora trabajando mientras nosotros tratábamos de secar todo el estropicio.

Y asi terminaron las 4 horas más intensas de toda nuestra travesía. 

Durante la noche la cosa no ha variado mucho. Vientos constantes de 30 nudos y alguna racha que ha subido hasta los 40 nudos. Hemos ido toda la noche con 1/4 de génova y el barco dando bandazos de un lado para otro. Yo no he podido pegar ojo y me imagino que Jota estará igual que yo.

Esperemos que la situación mejore a lo largo del día porque necesitamos un respiro.

Día 20: 136 millas.
Total acumulado: 2118 millas.
Posición a las 13:00 UTC del 2 de Junio de 2020: 33°16.922N 60°29.414W

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2 comments
  1. Mucho ánimo, Jorge y Jota. Pronto pondréis una foto tomando un gintonic en el bar de Peter.

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