“One Happy Island”, ese es el eslogan de Aruba. Una isla feliz. Aparece por todos lados. En la matrículas de los coches, en los restaurantes. Las tiendas de souvenirs están llenas de camisetas con el eslogan y es que en Aruba se vive principalmente del turismo. Sobre todo turistas de EEUU, Colombia y Venezuela. Algunos Venezolanos disponen de apartamentos de vacaciones que compraron en los años buenos de Venezuela y muchos de ellos todavía siguen eligiendo Aruba como su lugar de vacaciones.
Aruba también es un lugar de parada para muchos cruceros, principalmente procedentes de EEUU. Los días que llega un crucero, la capital, Oranjestad, se llena hasta los topes. La ciudad está preparada para el turismo y es bastante cómoda de visitar. Nosotros hemos aprendido que cuando llega algún barco de crucero lo mejor es no moverse por las zonas turísticas. Esta forma de vivir y viajar nos mantiene un poco al margen de los turistas convencionales. Compramos en los supermercados locales y hacemos vida bastante parecida a la vida de los residentes locales.
No llegamos a entender porque Aruba recibe tan pocos veleros de la comunidad de navegantes. A diferencia de Bonaire y Curazao, donde había verdaderas comunidades flotantes, aquí en Aruba sólo coincidimos con 4 o 5 veleros y todos ellos fondeados en la misma zona de Surfside Beach. Nosotros hemos estado prácticamente un mes en Aruba y la verdad es que nos ha encantado. La capital esta muy bien organizada con carriles bici donde Sara y Mía podían utilizar sus patines y yo correr por las mañanas. La gente vive tranquilamente y todos son amables y te saludan por la calle. Por eso será que nos hemos sentido tan a gusto en Aruba. One Happy Island.
Nosotros llegamos a Aruba el 21 de Agosto tras recorrer 58 millas náuticas desde Playa Chikitu en el norte de Curazao. Estuvimos solamente una semana en Curazao porque muy pronto llegaban a Aruba José y Hillary, dos profesores de inglés residentes en Ontinyent, que venían a pasar un par de semanas en nuestro velero y quizá realizar la travesía a Colombia junto a nosotros.
Maria y yo estuvimos pensando en contratar una Au-pair para nuestra estancia en Grenada. Hay que tener en cuenta que nuestro plan inicial era pasar los meses de Julio, Agosto, Septiembre y Octubre en Grenada. Pero como en esos momentos no teníamos claro cual iba a ser nuestro rumbo, íbamos retrasando la decisión. Además, nuestro estilo de vida no nos permite dar fechas y lugares concretos y eso echaba atrás a muchas de las candidatas. Aparte que tener una persona en un espacio tan reducido nos obligaba a crear rutinas tanto para que Sara y Mía estuviesen con ella como para que ella tuviese su tiempo libre. Al final veíamos más contras que pros y decidimos descartar la opción de la au-pair.
Cuando estábamos buscando Au-pair, Maria se puso en contacto con Hillary y se lo comentó, a lo cual ella respondió que José y ella estarían dispuestos a hacer de “Au-pair” durante un par de semanas con nosotros. A partir de esa conversación empezamos a cuadrar fechas y concretamos que el mejor lugar para quedar era Aruba y el plan inicial era viajar a Colombia juntos siempre que tuviésemos una ventana de buen tiempo.
Los primeros días antes de que llegaran José y Hilary estuvimos fondeados en Surfside Beach. Un fondeo amplio cerca del aeropuerto y a tan sólo un kilómetro y medio de la zona turística de la ciudad. Disfrutamos bastante de este fondeo, no por el fondeo en si, ya que los aviones pasaban justo por encima de nosotros y el agua tenía muchos sedimentos y no se veía el fondo. Sino porque teníamos un parque acuático justo en frente de nosotros y el carril bici donde Sara y Mía patinaban todas las tardes nos llevaba justo hasta el centro de la ciudad. Además teníamos un parque infantil a tan sólo 100 metros del dinghy dock. Todo un lujo. Nos sentíamos que estábamos como en casa. Podíamos realizar muchas de las actividades que hacíamos en España y que no habíamos podido hacer en la mayoría de las islas del caribe. Caminar, ir a los parques, ir con los patines sin peligro a ser atropellados, ir a la playa, etc… Estábamos disfrutando la isla.
El 24 de agosto llegaron los profes al barco y cambió, a mejor, nuestra rutina. Maria y yo por fin podíamos disponer de tiempo para nosotros dos solos. Aprovechábamos las mañanas para caminar juntos y conocer la ciudad, íbamos a los supermercados e incluso un día nos fuimos de compras! algo que no hacíamos desde mucho antes de salir de España. Mientras tanto, Sara y Mia pasaban las mañanas con los profes. Primero haciendo una horita de clase de ingles y después bajando juntos a la playa con la kayak.
Y así fueron pasando los días en Aruba. Cambiamos varias veces de fondeo. Una de ellas, nos movimos a Arashi Bay, en la parte norte de la isla, donde el fondeo era mucho más tranquilo y las aguas cristalinas. Allí celebramos, el 29 de Agosto, el cumpleaños de Mía (5 añitos) y aprovechamos para salir a comer juntos al chiringuito de la playa de Arashi.
Unos días después volvimos a cambiar de fondeo y nos movimos a Eagle Beach. Habíamos quedado para conocer a unos amigos Venezolanos. Gracias a Juan Pablo, que conocimos en Grenada y el cual nos hizo de puente para presentarnos a su Compadre Fernando y a su mujer Zoila que estaban pasando las vacaciones en su apartamento del Hotel Costa Linda. Allí tuvimos la suerte de conocer también a sus amigos Arturo y Peggy. Pasamos un día fantástico con ellos y con su familia. Nos invitaron a comer y sobre todo a beber :-), hay que ver lo bien que se lo montan los Venezolanos. Ellos estaban alojados en los apartamentos de Costa Linda y durante esos días pudimos disfrutar de su piscina y sus instalaciones. Como es normal Sara y Mía nunca tienen suficiente de piscina. Volvíamos a pasar muy buenos momentos con nuestros nuevos amigos Venezolanos.
A los pocos días decidimos cambiar de fondeo y movernos un poco más al norte hasta Palm Beach, donde se encuentran la mayoría de los grandes hoteles. Allí pudimos visitar, junto a José y Hilary, la granja de mariposas de Aruba. Un espacio donde crían a Mariposas de varias partes del mundo y pudimos hacer un poco de World Schooling y aprender más sobre estas increíbles criaturas. A Sara y a Mía les gustó tanto la experiencia que una semana después decidimos regresar a la granja.
Una de las mañanas que Sara y Mía se quedaron con los profes, aprovecharon para colarse dentro del hotel Hilton para ver un espectáculo de loros. La vida transcurría entre las clases de ingles por la mañana con Jose y Hillary y por las tardes aprovechábamos para bajar a la playa y entrábamos en alguna de las piscinas de los hoteles o utilizábamos sus instalaciones. No había mucho más qué hacer en Aruba, pero en realidad no necesitábamos más porque estábamos disfrutando de la isla.
Jose y Hillary regresaron a España el 7 de Septiembre y nosotros, esa misma mañana, decidimos movernos de nuevo al fondeo de Arashi Beach al norte de la isla. Desde hacía una semana que habíamos empezado las clases a bordo y todas las mañanas hacíamos la misma rutina. Nos despertábamos sobre las 7 de la mañana y desayunábamos. Y a las 8 de la mañana tocaba la hora del circuito. Un circuito de 3 vueltas alrededor del barco y para terminar todos al agua para despejarnos completamente. Luego matemáticas y lengua y después de comer bajábamos a la playa hasta la puesta de sol.
El 12 de Septiembre decidimos movernos hacia Eagle Beach para estar mas cerca del supermercado y poder llenar la despensa del Sarámia para nuestra próxima travesía hasta Colombia. Volvimos a fondear en frente del hotel Costa Linda para aprovecharnos de su magnífica piscina. Allí, Sara y Mia, conocieron a unas amigas en el parque infantil del Costa Linda y nosotros gracias a ellas conocimos a sus padres, como no, también Venezolanos. Junto con ellos pasamos una tarde muy especial ya que una de las parejas renovaban sus votos de casados ese mismo día y nos invitaron a su ceremonia. La verdad es que estamos encantados con todos los Venezolanos que hemos ido encontrando durante todo el camino. Todos nos han abierto las puertas de su casa y nos han hecho sentir como en casa.
Justo cuando estábamos en Costa Linda vimos que venia una ventana de buen tiempo para la semana siguiente. Llegaba el momento de decir adiós a Aruba. Una de las islas que más nos ha gustado para vivir y en la que más a gusto hemos estado. A pesar de ser una de las islas donde menos veleros hemos visto fondeados.
El 16 de Septiembre llegó el momento de dejar Aruba y poner rumbo a Colombia. Una travesía de más de una semana nos esperaba hasta Puerto Velero, nuestro próximo destino en Colombia.