…Que es ese ruido?
…Ese barco no está demasiado cerca?
…Cuanto te da la sonda de profundidad? No estamos muy cerca del fondo?
…Parece que empieza a soplar fuerte, no?

La vida en un barco es una vida en alerta continua. Debes tener los sentidos en modo ON en todo momento. Cualquier descuido puede llegar a ser fatal…

El barco tiene muchos pequeños ruidos tanto navegando como cuando estamos fondeados o en puerto. Siempre hay un pequeño balanceo que genera algún ruidito. Es bastante normal. Pero son esos pequeños golpecitos, chirridos o incluso bombas que se encienden cuando no corresponden lo que te hace estar alerta.

Os pongo varios ejemplos de nuestra vida diaria para que entendáis a que me refiero cuando digo “Alerta a bordo”

Hace unas semanas, navegando de Gandia a Ibiza con la familia de el Vuelo de Apis, nos encontrábamos cerca de la costa de Ibiza cuando nos dimos cuenta que la bomba de achique se encendía sin motivo. Fue solo un instante, ya que íbamos a motor y el sonido de la bomba es difícil de escuchar con el motor encendido. Rápidamente Maria bajo las escaleras y escuchó la bomba de agua y la bomba de achique en continuo funcionamiento y en ese momento es cuando salta la alerta. Algo no va bien. Lo primero, parar la bomba de agua porque en alguna parte del circuito de agua (el agua que utilizamos para lavarnos, beber, etc…) hay una fuga. Lo segundo es mirar la sentina (la parte mas baja del barco) para comprobar cuanta agua hay. En efecto, el barco tiene toda la sentina llena de agua, se nos han ido 200 litros de agua potable a la sentina!! Y por último, hay que detectar donde esta el problema. Un latiguillo del grifo del cuarto de baño se ha roto y por ahí hemos perdido cerca de 200 litros. En este caso no fue grave, pero si no llegamos a estar alerta se nos hubiesen podido ir los 800 litros de los depósitos.

También hay que estar siempre alerta en los fondeos. Nos gusta estar tranquilos y cuando llegamos a un fondeo no solemos ir a buscar el mejor sitio, simplemente el que mas espacio tenga, pero el día sigue su curso y el movimiento de barcos es constante, unos se marchan y otros muchos que llegan. Al final donde estabas fondeado tranquilamente tienes a 4 barcos a tu alrededor que han ido tirando el ancla cada uno donde ha podido. Todo es perfecto siempre que no haya viento, pero cuando empieza a soplar el viento las cadenas se tensan y los barcos se acercan peligrosamente unos a otros. Aquí es donde empieza el espectáculo y donde empezamos a ponernos algo nerviosos. Si la tripulación esta a bordo la cosa es bien sencilla. O ellos recogen ancla o yo la recojo para separarnos el uno del otro. El problema aparece cuando el barco empieza a acercarse hacia el tuyo por culpa del viento y ves que no hay nadie en su interior. En ese momento salta la alerta y te pones tenso. Soluciones hay varias, pero ninguna es cómoda y rápida.

En Cala Bassa en Ibiza, vimos como un barco iba a la deriva porque el ancla no estaba bien agarrada y con la suficiente cadena. El resto de barcos que nos encontrábamos en el fondeo y que estábamos en la trayectoria del barco, empezamos a prepararnos para el golpe. En el último momento el dueño apareció con su lanchita, muerto de vergüenza por el espectáculo que acababa de montar, subió a su barco y arrancó el motor para marcharse a otro sitio. Finalmente no ocurrió nada. Pero podía haber ocurrido algo serio si la cadena de ese barco se engancha con la nuestra y nos vamos los dos a la deriva.

Anoche mismo nos fuimos a dormir con una calma total y a las 2 de la madrugada escuchamos tormenta a lo lejos. En ese momento vuelve a saltar la alerta. Sales a cubierta, revisas como esta todo y echas un vistazo a la intensidad del viento. Repasas uno a uno los barcos que están mas cerca para ver las posibilidades de que uno de esos barcos se acerque peligrosamente al tuyo.

A las 3 de la mañana tenemos la tormenta encima de nosotros y el viento empieza a soplar como si fuese el día del juicio final. Es una tormenta de verano, sabemos que pasará rápido, pero va a traer fuertes vientos con mucha racha, y eso es lo mas peligroso que puede haber. En efecto, 5 minutos después empezamos a oír gritos de unos barcos a otros. Rachas de 30 nudos! Barcos que empiezan a moverse sin control. Gente recogiendo cadenas. Barcos que se van contra otros barcos sin dar tiempo a reaccionar a sus tripulantes. El caos en el fondeo es total. Nosotros, a la primera racha fuerte, hemos preferido recoger el ancla y salir a mar abierto a navegar. Siempre es mejor estar navegando con una tormenta que estar fondeado junto con otros 20 barcos donde el fondeo se puede convertir en una ratonera sin escapatoria.

Estos son ejemplos de cuando la vida marinera de sol, playa y diversión se convierten en ansiedad, preocupación y malos momentos.

Evidentemente esto son anécdotas, cosas que pueden pasar y pasan y que sin lugar a dudas nos volverán a pasar en algún fondeo o durante alguna travesía.

Por eso y por muchos otros motivos, podemos decir que nuestra vida es una vida en alerta constante. Siempre a la espera de escuchar ese nuevo ruidito que haga saltar las alarmas y nos ponga de nuevo en alerta!

 

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