Llegamos a Guadalupe navegando desde Dominica el 16 de Enero de 2019. Guadalupe, al igual que Martinica, es territorio francés. Los tramites de entrada al país son realmente sencillos, no es necesario acudir a ningún departamento gubernamental ni nada por el estilo. Nosotros la entrada la hicimos en Terre-de-Haut en Les Saintes, y aunque llegamos el 16 de Enero al país y nos amarramos a una boya en frente de Pain de Sucre, el registro de entrada no lo hicimos hasta el día 18. Simplemente mantuvimos la bandera Amarilla en el costado de estribor hasta que hicimos el registro de entrada.
Les Saintes son un grupo de islas muy turísticas en el sur de Guadalupe. Cada día llegan ferry’s con turistas francés desde la isla principal de Guadalupe para visitar el pueblo de Terre-de-Haut y sus playas cercanas.
El pueblo de Terre-de-Haut esta formado por una calle principal con muchos comercios y restaurantes. Nosotros aprovechamos para hacernos unos crepes en una pastelería del pueblo. Ha sido uno de los pequeños placeres que nos hemos permitido en nuestro nuevo estilo de vida ya que por lo general no solemos hacer ningún gasto en restaurantes.
Los 4 días que estuvimos en Les Saintes, estuvimos amarrados a Boya. Llevamos 10 días seguidos amarrados a boya. Ya que los 6 días que estuvimos en Dominica también estuvimos amarrados a una Boya.
En Dominica nos amarramos a boya para colaborar con la gente local. En Les Saintes nos amarramos a boya porque no había más remedio.
La zona cercana al muelle y a las playas estaban gestionadas por boyas, para echar el ancla debíamos alejarnos bastante del muelle y con nuestros 4 caballos de motor auxiliar tardaríamos bastante en llegar al pueblo. Al final, nos amarramos a boya por comodidad.
Después de pasar 4 días fantásticos en Les Saintes, el día 20 pusimos rumbo norte por el oeste de Guadalupe. A la hora de comer llegamos a una pequeña bahía donde comimos y bajamos al pueblo a pasear. Al pasar por delante del club náutico de la ciudad, a Maria se le ocurrió entrar a curiosear. En ese momento se nos acerco la secretaria del club a preguntarnos que hacíamos allí. Al ver que tenían una piscina le preguntamos si nos dejaba bañarnos y su respuesta fue que no deberíamos, pero como ese día no había nadie podíamos pasar a bañarnos… Nada mas decirlo regresamos al barco a por bañadores y toallas y en 20 minutos estábamos allí para disfrutar de un baño en una piscina de agua dulce!! La verdad es que se agradecen estas pequeñas sorpresas que nos va dando el viaje. Sara y Mia lo disfrutaron intensamente!
Después del baño regresamos al barco y seguimos rumbo norte ya que el fondeo en la bahía era bastante incomodo. El mar de fondo del Atlantico llegaba hasta esta bahía que estaba bastante al sur de la isla.
6 millas más al norte llegamos a La bahía de Anse a la Barque donde echamos el ancla y pasamos la noche. En esta bahía no bajamos ni a la playa ya que no tenia ningún encanto. La carretera pasaba justo por detrás y al día siguiente después de desayunar navegamos 5 millas más al norte hasta llegar a la reserva natural de Cousteau, justo enfrente de Pigeon Island.
La reserva natural de Cousteau cubre un área de unas 400 hectáreas con forma de triangulo alrededor de Pigeon Island.
Nosotros llegamos a mediodía y decidimos fondear justo en frente de la isla de Pigeon Island.
No está permitido llegar a la isla con el dinghy, por lo que ese día bajamos la piragua y fuimos remando desde el fondeo hasta la isla.
La reserva natural es conocida por la cantidad de peces que se pueden ver en la isla. Peces de todos los colores y todos los tamaños, el snorkel en la isla es increíble. Sara y Mia estaban alucinadas viendo la gran cantidad de peces. Para ellas fue la primera vez que pudieron disfrutar viendo juntos a tantos peces.
El día siguiente regresamos a la isla para volver a disfrutar de la fauna marina. Nos gusto tanto el día anterior que decidimos repetir al día siguiente. Además ese día era el cumpleaños de Maria y lo celebramos por todo lo alto, dentro de nuestras posibilidades, claro! La verdad es que lo disfrutamos todos muchísimo, aunque en estos días es cuando mas se echa de menos a los familiares.
Desde que llegamos a Martinica, prácticamente en todos los fondeos hemos visto tortugas. En este fondeo todavía habían mas tortugas que en el resto. Es increíble que podamos disfrutar de tanta naturaleza solamente asomándonos al balcón de nuestro barco.
En ese mismo fondeo aprovechamos para bajar al pueblo a realizar la compra y sorpresa! En el Carrefour encontramos chorizo para nuestras lentejas y garbanzos!! Todo un lujo en el caribe.
Hay que decir que en los supermercados de Guadalupe y Martinica estamos comprando queso y embutido que es uno de nuestros pequeños placeres diarios (hasta que se nos acaban, claro!). Es bastante difícil y caro encontrar productos a los que estamos habituados en España cuando salimos de territorio Francés. Casi siempre solemos utilizar productos locales cuando cocinamos, de esta forma tratamos de mantener a raya el coste nuestra cesta de la compra. Aunque en algunas ocasiones nos permitimos algún que otro placer.
El 24 de Enero volvimos a poner rumbo norte hasta llegar a la bahía de Deshaies. El último pueblo antes de dar el salto a Antigua.
Ese día también bajamos al pueblo de Deshaies y Sara y Mia estuvieron jugando con unas niñas francesas que acababan de salir del colegio.
Deshaies también es un pueblo turístico pero no tiene ninguna playa por lo que al día siguiente decidimos salir y navegar hacia el este hasta llegar a la ciudad de Port Louis, pero nos encontramos con olas de 2 metros en contra y con una fuerte tormenta y decidimos darnos la vuelta después de haber navegado 5 millas. Eso es lo bueno de navegar sin prisas y sin obligaciones, cuando el mar no es favorable podemos darnos la vuelta y regresar al punto de salida.
Después de darnos la vuelta decidimos echar el ancla en una playa cercana a Deshaies y la verdad es que fue todo un acierto. Nos gusto tanto que allí pasamos 4 noches. La playa no estaba nada masificada y el fondeo era magnifico. Tuvimos 2 noches con vientos constantes de 25 nudos y se notaba como el barco tiraba de la cadena del ancla. Pero estábamos totalmente tranquilos ya que esas dos noches estábamos solos en el fondeo. Por otro lado, el ancla y la cadena de 12 mm del Sarámia nos dan mucha tranquilidad.
Durante esos 4 días tuvimos tiempo para arreglar el boyarín de la bomba de la sentina, hacer una nueva sesión de peluquería a bordo y realizar varias clases de boatschooling. Hay que pasar el tiempo de la forma más productivamente posible, aunque en el Caribe y con este tipo de vida muchas veces se hace bastante complicado seguir cualquier tipo de rutina a bordo.
La tercera noche echó el ancla a nuestro lado el velero Mamosa. El velero Mamosa es uno de los muchos que seguimos en nuestra cuenta de Instagram desde que salimos de Santa Lucia. Al igual que nosotros, ellos también participaron en la ARC y tienen una hija de 4 años que se llama Sana. Durante el día estuvimos juntos en la playa y por la tarde los invitamos a nuestro barco a tomar unas cervezas. Sara y Mia estuvieron todo el rato jugando con Sana. Hicimos palomitas y las nenas vieron una película! Se agradecen mucho estos momentos charlando con otros navegantes que vamos encontrando por el camino.
El 29 de Enero pusimos rumbo de nuevo a Deshaies, la previsión para el día siguiente era buena y decidimos realizar el zarpe en Deshaies para el día siguiente. Esta vez el zarpe lo realizamos en una tienda de ropa de la calle principal. Sorprende que el zarpe se realice en bares o tiendas y te ponga el sello en el documento el propietario de la tienda. Es realmente cómodo y no tiene nada que ver con el resto de países del caribe donde debes acudir a las oficinas del gobierno y tratar con policías para todo este tipo de tramites.
La última noche en Guadalupe la pasamos bastante mal ya que por la tarde, con poco viento fondeó un barco a motor bastante cerca de nosotros, pero cuando empezó a soplar el viento de madrugada la cosa se puso tensa. El barco a motor se cruzaba por detrás de nosotros demasiado cerca y tuvimos que recoger varios metros de nuestra cadena. Aún así el barco seguía cruzándose con nosotros bastante cerca por lo que el propietario, después de una hora intentando parar el borneo con un ancla de popa, decidió recoger su ancla y marcharse por donde había venido.
No suele ser habitual este tipo de noches en el Caribe, la gente es bastante respetuosa y deja bastante espacio entre un barco y otro, pero esta pareja de jubilados ingleses no tuvo en cuenta que el viento podía subir a 25 nudos de madrugada y complicarse la vida.
Como ya estábamos despiertos, desayunamos y tras desayunar pusimos rumbo a Antigua y Barbuda. Nuestro cuarto país desde que salimos de España.