Tras dos meses y medio de trabajar sin descanso poniendo a punto nuestro nuevo hogar, por fin llegó el momento de regresar a San Blas y poner a prueba nuestro flamante Catamarán.
Ibamos a estar todo un año navegando por el archipiélago de San Blas. Haríamos charter para poder mantener nuestro estilo de vida y planificaríamos nuestras próximas aventuras.
Dos desgracias marcaron nuestra estancia en San Blas durante la temporada. La primera de ellas fue la muerte de Ian el 20 de Febrero.
Mientras estábamos navegando por la Bahía de San Blas, lejos de la zona más turística, nos llegó la noticia de que Ian se había ido a bucear con unos clientes y no regreso a la superficie. Fue un shock para todos los que estábamos en San Blas. Amigo de todos y muy querido por la comunidad de navegantes, Ian nos dejó aquel día.

La siguiente desgracia que marcaría nuestra estancia en San Blas fue el 4 de Abril, cuando un perro mordió en la cara a Erik mientras estábamos en Cambombia. No fue un ataque, más bien el perro se giro porque Erik estaba jugando con su cola y le arranco con su colmillo parte de la cara por debajo del ojo. Sin duda fue uno de los momentos mas angustiosos porque no sabíamos si le había afectado el ojo. Solo veíamos parte de carne salir por la herida y mucha sangre. Inmediatamente Maria y yo nos montamos en nuestro Dinghy y recorrimos las 6 millas que separaban Cambombia del centro de Salud de Rio Azucar, donde atendieron a Erik de maravilla y donde tuvimos que acudir todos los días durante una semana para que le realizaran las curas pertinentes.

Sin duda, fue la muerte de Ian la que mas marcó nuestra estancia en San Blas. Días después de la tragedia, los amigos mas cercanos a Ian, que también eran nuestros amigos, estaban abatidos. La semana siguiente fue muy dura para todos. Al final, los familiares decidieron realizar una ceremonia en la isla de Waisaladup en San Blas y esparcir sus cenizas en el mismo lugar donde falleció una semana antes. Todos estuvimos allí para darle el último adiós en una ceremonia que recordaremos toda la vida.

Durante nuestra estancia en San Blas, hubo también muchos buenos momentos. Cenas con amigos, días de playa maravillosos y muchas aventuras. Pero estas dos desgracias nos han marcado más que los buenos momentos. Suele ser así.





Al final, hicimos menos charter del que quisimos. Nos visitó una familia de Madrid durante la primera semana de Diciembre, una familia de Canada durante fin de año y una familia de Colombia que nos visitó 3 días a mitad de Febrero.

También hemos tenido visitas de amigos y familiares. Pascual y Amelia, buenos amigos que conocimos mientras vivíamos en Shanghai, nos visitaron el 21 de Enero y estuvieron con nosotros toda una semana. Esa misma semana celebramos el cumpleaños de Maria. Es la segunda vez que celebra cumpleaños rodeada de amigos navegantes en las islas de San Blas. La vez anterior fue en el 2020 en Isla Verde, este año lo celebramos todos juntos en Cambombia.




El cumpleaños de Sara también lo celebramos en San Blas. Sara ha tenido la suerte de celebrar 3 cumpleaños (de los 12 que ha celebrado) en San Blas. Este año tuvo la mayor de las sorpresas. Una de sus mejores amigas vino especialmente a visitarla para su cumpleaños. Valeria y su mamá Guiomar nos acompañaron durante una semana navegando por San Blas.


Y la sorpresa final fue la visita de la tía Mariló junto a su amiga Paloma. Ellas estuvieron con nosotros durante una semana y también estuvieron cuando el perro mordió a Erik en la cara. Ellas dos se encargaron de quedarse con Sara y Mia mientras Maria y yo salíamos volando con el dinghy rumbo a la comunidad de Rio Azúcar.

Estuvimos en San Blas desde finales de Noviembre hasta finales de Junio. 7 meses en los cuales no tuvimos que regresar para nada a la marina. El barco no dio ningún problema serio y todos los problemas que tuvimos los pudimos solucionar durante la estancia en San Blas.
Si que nos tocó dejar el barco fondeado y salir fuera del país porque el gobierno de Panamá solo autoriza a estar en su territorio como turista hasta 3 meses. Después tienes que salir y volver a entrar para poner el contador a cero. Nuestras dos salidas fueron primero a Cartagena de Indias a principios de Enero y segundo a Medellín a principios de Abril.


En Cartagena ya habíamos estado en otras dos ocasiones y como las veces anteriores nos encantó, pero lo que realmente nos gusto fue Medellín. Una ciudad rodeada de montañas y aunque la ciudad está bastante ligada a la historia de Pablo Escobar, su gente es maravillosa y tiene espacios donde las familias con hijos lo pasan muy bien.




Los últimos meses en San Blas fueron los mas tranquilos. La temporada de charter ya había terminado y los fondeos volvían a tener menos barcos y mas espacio donde echar el ancla.



Tratábamos de tener una rutina. Nos levantábamos a las 6 de la mañana. Poco a poco nos íbamos juntando todos en el salón para desayunar. Por las mañanas Sara y Mia tienen sus clases online y Erik y yo aprovechábamos para bajar a la isla a jugar o hacer una fogata para quemar basura o cualquier otra tarea que tuviésemos que hacer. Siempre intentamos que Erik salga del barco y juegue en la playa con otros niños. Por las tardes después de comer bajábamos todos a la playa para caminar y pasar la tarde hasta el atardecer donde regresábamos al barco para hacer la cena y ver una peli. A las 20:00h nos vamos a la cama y a las 21:00h por lo general ya estamos todos dormidos. Ese sería un día “normal” para nosotros.


Los últimos meses los pasamos entre Waisaladup y Holandeses. Bajabamos a Waisaladup para recoger los pedidos del PriceSmart y regresabamos a Holandeses para quedar anclados por días en el mismo sitio. Esa era nuestra rutina de navegación.
Empezaba la temporada de lluvias y rayos y tuvimos alguna tarde donde nos sorprendió alguna tormenta con fuertes vientos. Aquí lo llaman culos de pollo.
Cansados de estar en el mismo fondeo todos los días, decidimos navegar hasta la comarca menos visitada de Guna Yala, la que se encuentra cerca de la frontera con Colombia. Salimos desde Holandeses con la intención de llegar hasta Isla Pinos pero solo llegamos hasta Isla Tigre. La costa de Guna Yala durante la temporada de Lluvias permanece muchos días con el cielo encapotado y nuestras baterías en ese momento solo se podían cargar con los paneles solares y viendo que el sol por allí no se asomaba, decidimos regresar a las islas de holandeses a seguir con nuestra rutina. Ese fue nuestro intento de aventura en los últimos meses de San Blas.
Hasta Holandeses fueron llegando barcos con niños. Allí conocimos a los noruegos Anders, Heidi, Tirel y Frida del Catamarán Tempus y a los canadienses Peter, Natalie, Sonnen y Remi del Catamarán June.
Estuvimos con ellos las dos últimas semanas antes de regresar a la marina de Linton. Los niños pasaban las tardes jugando y corriendo en BBQ Island y los papis charlando y organizando barbacoas de vez en cuando.
La última semana nos volvimos a reencontrar con Eric Bauhaus y sus hijos Eva y Ion en Yansaladup donde fueron momentos de despedidas y comidas en la playa. Allí nos despedimos también de nuestros amigos argentinos Sebas, Maria y Joaquina. No sabemos si nos volveremos a encontrar. Esperemos que los vientos nos empujen hacía un mismo destino.
El cinco de Julio regresamos a la marina de Linton y unos días después regresamos a España tras haber pasado nuestro primer año de rodaje a bordo del Catamarán NÏU.







































Fotos de nuestro viaje de 3 días a Medellín.






















