Muchos Navegantes sueñan con Cruzar el Canal de Panamá desde el lado Atlantico hasta el lado del Pacífico. Se puede decir que una vez que cruzas al lado del Pacifico has completado 1/3 de la vuelta al mundo y te abre las puertas a la siguientes dos etapas: El cruce del Pacífico hasta Australia y la última etapa, el regreso a casa desde Australia. Cruzar las últimas esclusas del canal es como cerrar una etapa e iniciar una nueva.

El canal de Panamá nos ahorra a los navegantes meses de Navegación por el hemisferio sur y nos evita cruzar el temido Cabo de Hornos en el sur de Argentina.

El cruce del Canal fue una travesía Épica que recordaremos como una de nuestras grandes azañas desde que salimos de España en Septiembre del 2018.

El cruce del canal no tiene ninguna complicación, a excepción de las esclusas de subida, donde se suelen generar fuertes corrientes y mas de un barco se ha ido contra los muros del Canal. Por lo general el cruce de Norte a Sur se realiza en 36 horas y hay que hacer noche amarrados a una boya en el lago Gatún para continuar el día siguiente y llegar al Pacífico. Pero desgraciadamente para nosotros no fueron ni 36 horas ni fue lo placentero que nos habíamos imaginado.

Llegamos a la marina de Shelter Bay el 30 de Octubre. Como os había contado en la entrada anterior, tuvimos que navegar hasta la Bahia de Linton para comprar nuestro nuevo dinghy y la presión de la tripulación femenina nos obligo a salir con prisas de Linton para llegar a Shelter Bay y celebrar con los amigos del June y Tempus la noche de Halloween.

Allí nos esperaban todos para disfrazarnos y que las nenas y Erik lo pasaran en grande visitando los barcos de la marina y haciendo el típico truco o trato, al más estilo Made in USA. Hay que tener en cuenta que Shelter Bay es una marina donde los Americanos son mayoría por lo que muchos de los barcos allí amarrados estaban encantados viendo a más de diez niños, que se juntaron aquella noche, recoger caramelos de todos los barcos.

Halloween en Shelter Bay
Halloween en Shelter Bay
La tropa de Halloween.
La tropa de Halloween.
La tropa en Shelter Bay.
La tropa en Shelter Bay.
Los Papas en Shelter Bay.
Los Papas en Shelter Bay.

Fue aquella noche cuando nos despedimos de nuestra amiga Yani y de sus hijos Ion y Eva. Amigos de Sara y Mia desde el año 2019 cuando llegamos a Panamá y con los cuales han pasado infinidad de Aventuras en San Blas. Esperamos que vengan a visitarnos cuando estemos en el Mar de Cortés.

Ion y Eva despidiendose en el NIU.
Ion y Eva despidiendose en el NIU.
Maria con Yani.
Maria con Yani.

Nos quedaban dos semanas para cruzar el Canal de Panamá. Así lo habíamos acordado con Rogelio, nuestro agente encargado de las gestiones con la autoridad del Canal, la fecha del cruce del canal estaba prevista para el 15 de Noviembre.

Para cruzar el canal de Panamá es obligatorio llevar a bordo a cuatro personas adultas más el Capitán. Además, la autoridad del Canal te obliga a llevar a un Piloto, que es la persona encargada de dar las indicaciones durante todo el cruce del canal.

El Capi junto a Rogelio aclarando los detalles del cruce.
El Capi junto a Rogelio aclarando los detalles del cruce.
Los dos ayudantes para el cruce del canal.
Los dos ayudantes para el cruce del canal.

Para nuestro cruce tuvimos la gran ayuda de Alvaro y Celia del velero Nómadas del Mar. Ellos ya habían hecho el cruce del canal anteriormente con el barco de unos amigos y tenían pensado hacer su propio cruce en Febrero, así que tuvimos la suerte de que nos pudiesen acompañar. Como nos faltaba un adulto tuvimos que contratar a un ayudante de Rogelio para que viniese con nosotros durante todo el cruce.

Las semanas anteriores fueron dos semanas de mejoras en el NÏU, pintamos el interior del barco e hicimos varios arreglos a bordo. Uno de los principales arreglos que debía realizar era sustituir el codo de escape del motor que ya me había dado problemas durante la navegación en Bocas del Toro. Tenia un pequeño agujero que había tapado con Epoxi resistente al calor y había cubierto con una manguera. Evidentemente era algo provisional y lo mejor era sustituir el codo antes del cruce.

Maria pintando en el NIU.
Maria pintando en el NIU.

La pieza del motor nos llegó justo el día antes del cruce. En el momento que fui a cambiarla se rompieron los 4 tornillos que unían el codo de escape al motor. La pieza estaba completamente trabada y fijada al motor y no la podía mover de ninguna forma. Tomé la errónea decisión de dejarla como estaba y buscar a un mecánico para cambiarla en el lado del Pacífico una vez hubiésemos cruzado el Canal. En ese momento no encontré a ningún mecánico en Shelter y no quería empezar a dar golpes a la pieza para sacarla y que se rompiese alguna parte más de lo que no tenía recambio. Malas decisiones que se toman pensando que todo va a salir bien y para no retrasar la fecha de cruce del canal.

Mapa del Cruce del Canal.
Mapa del Cruce del Canal.

El día 15 de Noviembre debíamos estar a las 15:00h navegando cerca de la entrada del canal para recoger al Piloto que nos ayudaría a cruzar las primeras esclusas y nos acompañaría hasta el fondeo del lago Gatún.

Listos para la aventura!
Listos para la aventura!

Ese día y los siguientes, el viento iba a soplar en nuestra contra. Por encima de 20 nudos que para los motores de 29 caballos del NIU, era una gran desventaja. La autoridad del canal te exige que la velocidad de tu embarcación debe ser mínimo de 5 nudos, independientemente de las condiciones meteorológicas.

A las 16:00h Recibimos a bordo al Piloto que nos iba a acompañar la primera jornada. Tras hacer las presentaciones me dio instrucciones de ir a toda maquina para ponernos detrás de la popa del mercante que iba a cruzar con nosotros las esclusas de Gatún. El viento soplaba duro y con los motores a 2500 vueltas llegábamos justitos a los 5 nudos. No suelo llevar nunca los motores tan forzados pero no tenía otra opción si quería llegar a tiempo para abarloarme al catamarán que cruzaría junto con nosotros las esclusas.

A una milla de llegar a las esclusas de Gatún, noto como el motor de estribor pierde fuerza y revoluciones, en ese momento un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Sin abrir la escotilla del motor ya sabía lo que sucedía. Al abrir la escotilla un humo negro empezó a salir de la sala de maquinas. Se había partido el codo del escape.

El Piloto me miro y tajante me dijo, tenemos que abortar el cruce, la autoridad no permite cruzar el canal con un solo motor. A lo que le respondo que no quiero cancelar el cruce, que tengo la pieza nueva a bordo y que la puedo sustituir en el lago Gatún. El piloto me mira y me dice, me garantizas que la puedes cambiar? Yo le respondo que seguro que si. Así que seguimos con el plan y nos abarloamos al otro catamarán. A partir de ese momento es el otro catamarán el que gestiona el movimiento y yo de vez en cuando le ayudo con el motor de babor y con el timón.

Entramos a las primeras esclusas y nos posicionamos detrás del buque mercante y las compuertas se cierran detrás de nosotros. Nos pasan las amarras desde lo alto del canal y amarramos bien el barco porque el agua va a entrar rápidamente en la piscina y se van a formar grandes remolinos. Nosotros no tuvimos ningún problema. Gracias a la ayuda de Alvaro y Celia todo salió rodado y disfrutamos del gran espectáculo que es cruzar las esclusas de Gatún, toda una maravilla de la ingeniería moderna.

Esclusas de Gatún.
Esclusas de Gatún.
Primera esclusa de Gatún.
Primera esclusa de Gatún.

Al salir de la tercera esclusa nos separamos del otro catamarán y nos dirigimos a la boya donde nos amarraríamos para pasar la primera noche en el canal. En el momento que amarramos, salté dentro de la sala de maquinas y me puse a tratar de desmonta el codo del escape. Los golpes que no me atreví a dar en la marina de Shelter fueron los que le dí en medio del lago para tratar de sacar el codo. Pero el codo estaba completamente fijado al motor. Era imposible para mi sacarlo del sitio. Le dimos golpes, lo rociamos completamente de WD-40, pero nada, la pieza no quería salir.

Amanecer del segundo día. Amarrados a la boya.
Amanecer del segundo día. Amarrados a la boya.

Esa noche la pase sin dormir tratando de buscar alguna solución. Hacer algún apaño para que pudiésemos seguir con el cruce del canal el día siguiente, pero nada. ¡Era imposible! No había solución viable, el codo se había partido y no se podía solucionar. Por lo menos, nosotros no eramos capaces de solucionarlo. Tendría que venir un mecánico a bordo con mejores herramientas para sacar esa pieza del motor.

Al día siguiente amaneció y a las 7 de la mañana llegaba a bordo el Piloto que nos acompañaría con el resto del cruce. La noche había sido movida porque el viento sopló fuerte toda la noche y al estar amarrados a la boya de costado, las olas no pararon de golpear y sacudir el barco por la banda de estribor.

Una vez subió el Piloto a bordo le comentamos que nos fallaba un motor pero le garantizamos que podríamos alcanzar la velocidad de crucero de 5 nudos, lo cual yo ya sabía que era imposible. Nos pusimos en marcha y a los cinco minutos nos avisa que ha recibido instrucciones del Capitán del Canal que debemos regresar a la boya y debemos reparar el problema si queremos continuar. Mi gozo en un pozo. El cruce del canal se acababa de convertir en una pesadilla.

Cuando ya estábamos de regreso a la boya, le sugiero al Piloto que me deje hablar con el Capitán del Puerto, el me responde que no puede hacer eso y yo busco la ayuda de Rogelio, él si que me facilita el numero de móvil del Capitán y le llamo inmediatamente. Su primera respuesta es que NO, no podemos continuar con un solo motor, pero tras insistirle y sobre todo explicarle que tenemos 3 niños a bordo y que han pasado una noche terrible por culpa de las olas y el viento (Evidentemente exagerando la historia al máximo), finalmente nos dice que podemos continuar hasta las siguientes boyas de Gamboa, pero allí deberemos parar y solucionar el problema si queremos continuar con el cruce al día siguiente. Nos tocaba pasar otra noche más dentro del canal.

Por suerte, el ayudante que nos acompañó durante el primer día del cruce conocía un buen mecánico que se podía desplazar ese mismo día hasta la zona de Gamboa y subir a bordo para poder reparar el motor. A todo esto, hay que tener en cuenta que la Autoridad del canal es super estricta con quien entra y sale del canal y quien sube a bordo de los barcos que están cruzando el canal, todo se debe hacer a través de ellos, con el alto coste que esto implica.

Finalmente el mecánico subió a bordo a las 13:00h y una hora después ya teníamos cambiado el codo de escape del motor. Edwin, el mecánico, consiguió sacar la pieza y quitar los 4 tornillos que habían perdido la cabeza. Sin duda, habíamos dado con uno de los mejores mecánicos de Panamá. Finalmente, pasamos una noche más en medio del canal porque ese mismo día ya no podíamos continuar.

Mia, Erik y Alvaro en la boya del Lago Gatún.
Mia, Erik y Alvaro en la boya del Lago Gatún.
La pieza del codo que no quería salir y que se partió por la parte alta.
La pieza del codo que no quería salir y que se partió por la parte alta.

Al día siguiente por la mañana recibimos a bordo al nuevo Piloto y al nuevo ayudante que nos acompañarían con el resto del cruce del canal. Arrancamos motores y soltamos las amarras de la boya. A los 2 minutos de salir empieza a sonar la alarma del sensor de aceite del motor de Estribor, el mismo motor al que cambiamos el codo de escape. Me me meto inmediatamente dentro del motor y veo que está todo bien, llamo a Edwin y me dice que seguramente sea una falsa alarma, algún contacto que no está bien. El Piloto me miraba con cara de, ¿Que vas a hacer? Y yo no me lo podía creer que me estuviese pasando de nuevo lo mismo. Finalmente, al cabo de medía hora la alarma dejo de sonar. El motor estaba bien y seguramente sería algún mal contacto.

Así llegan los pilotos a bordo.
Así llegan los pilotos a bordo.

Seguíamos con nuestra travesía y hoy si que alcanzábamos la velocidad de 5 nudos y con un viento en contra de entre 15 y 20 nudos. Ayer no conseguíamos superar los 4 nudos con un solo motor, en muchas ocasiones bajábamos a 3 nudos y con el motor a 2500 vueltas. El stress que tuve los dos días del cruce del canal es difícil de describir. Pensaba que en cualquier momento iban a fallar los dos motores y nos tendrían que venir a rescatar. Lo que debía ser una aventura épica fue una de las experiencias mas estresantes de mi vida.

Finalmente llegamos a las últimas esclusas y nos abarloamos a otro catamarán para hacer las tres últimas esclusas de bajada, las que se encuentran cerca de la ciudad de Panama. Son las esclusas de Pedro Miguel y de Miraflores, en estas últimas es donde se reúnen los turistas para ver transitar a los buques que cruzan el canal. Sin duda fue una gran experiencia, un momento inolvidable. En las últimas esclusas ya me relajé y pude disfrutar del momento. Habíamos cruzado el canal de Panamá. ¡¡Estábamos en el Pacífico!!

Con Alvaro y Celia en Miraflores.
Con Alvaro y Celia en Miraflores.
Esclusas de Miraflores.
Esclusas de Miraflores.
Lo conseguimos!
Lo conseguimos!
Maria y Celia relajadas en las esclusas de Miraflores.
Maria y Celia relajadas en las esclusas de Miraflores.
Esclusas de Miraflores.
Esclusas de Miraflores.

Se abrieron las compuertas de la última esclusa de Miraflores y el NÏU navegaba por primera vez en aguas del Océano Pacifico. El viento seguía soplando fuerte y las olas que nos encontramos tras cruzar el Puente de las Américas eran considerables. Conseguimos llegar al fondeo de Panama City y echamos el ancla alrededor de las cuatro de la tarde. 48 horas después de que subiese abordo el primer Piloto.

En el momento de escribir esta entrada de blog han pasado ya varios meses y la sensación que tengo es que fue una autentica aventura, única e irrepetible. Todavía recuerdo la sensación estresante, pero el recuerdo es bueno y sabemos que hemos vivido una experiencia que muy poca gente ha podido vivir y sin lugar a dudas, hemos sido de los pocos que han pasado una noche extra amarrados dentro del canal de Panamá.

El coste extra que nos supuso el problema del motor fueron 900 dólares (sin incluir los costes del mecánico). 200 dólares por cada lancha que trajo al ayudante y al mecánico dentro del canal y 500 dólares por el Piloto extra del último día. Todo esto sumado a los 2670 dólares que tenía como coste cruzar el canal en el año 2024.

Ahora nos toca navegar en el lado del Pacifico. Tener en cuenta las mareas de más de 4 metros en algunas zonas y empezar a ganar norte para llegar a Mexico antes de que empiece la temporada de Huracanes. Empezamos una gran travesía en la que tendremos que navegar más de 2500 millas para llegar hasta nuestro destino final al norte del Mar de Cortés. Pero to eso y mucho más, en las próximas entradas del blog.

Manualidades en Shelter Bay.
Manualidades en Shelter Bay.
Mia junto a Tirel y Frida.
Mia junto a Tirel y Frida.
Heidi, Natalie y Maria.
Heidi, Natalie y Maria.
Defensas y amarras antes de cruzar el canal.
Defensas y amarras antes de cruzar el canal.
Defensas y amarras el día después de cruzar el canal.
Defensas y amarras el día después de cruzar el canal.
Erik visitando el hospital por tener una astilla en la uña.
Erik visitando el hospital por tener una astilla en la uña.
Cumple de Erik en Shelter Bay.
Cumple de Erik en Shelter Bay.
Sara y Mia con las amigas.
Sara y Mia con las amigas.
Erik el Pirata.
Erik el Pirata.
Cuidado con los cocodrilos de Shelter.
Cuidado con los cocodrilos de Shelter.
Cruceros cruzando el canal de Panamá.
Cruceros cruzando el canal de Panamá.
Mercantes cruzando el canal delante de Gamboa.
Mercantes cruzando el canal delante de Gamboa.
Amarrados en Gamboa.
Amarrados en Gamboa.
Panama City al fondo, tras cruzar el canal.
Panama City al fondo, tras cruzar el canal.
Folclore Panameño.
Folclore Panameño.
Llenando combustible en Shelter Bay.
Llenando combustible en Shelter Bay.

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