Llegamos a Antigua el 30 de Enero de 2019 tras haber recorrido 42 Millas desde el fondeo de Deshaies en Guadalupe.

Nuestra puerta de entrada en Antigua fue la bahía de Falmouth, en el sur de la isla.

Si comparamos el Caribe con el mediterráneo de España podríamos decir que Falmouth se parece mucho a Mallorca en cuanto a numero de Megayates. En realidad son los mismos yates que realizan la temporada de Invierno en el Caribe y la de Verano en el Mediterráneo.

Falmouth at night. Como si fuese Nueva York.

La marina deportiva de Falmouth es espectacular por la cantidad de Megayates y Maxiveleros qué se pueden ver. Pero no es una marina de super lujo. Simplemente es un pantalán donde amarran grandes yates y no tiene ningún otro encanto. Una vez sales de los pantalanes llegas al mismo lugar donde llegamos el resto de los mortales con nuestro dinghy.

Las calles de Falmouth son iguales a las del resto de países del caribe. Mal asfaltadas y con pequeños bares y restaurantes donde se sirve comida en terrazas, evidentemente también hay algún que otro restaurante de caché, pero no es lo que mas predomina. En esto se diferencia Antigua a la náutica de super lujo del mediterráneo. Aquí por lo menos nos podemos codear con los mas VIP’s.

Llegamos el 30 de Enero a las 16:00 a Falmouth por lo que decidimos fondear y esperar al día siguiente para hacer el registro de entrada en el país. El registro de entrada en la zona de Falmouth se debe realizar en el cercano puerto de English Harbour a tan solo 1 kilometro caminando desde el dinghy dock.

El registro de entrada, a diferencia de los países franceses de Guadalupe y Martinica, se debe realizar en las oficinas del puerto donde se encuentra inmigración, aduanas y la autoridad portuaria. El registro es sencillo ya que el papeleo se adelanta a través de la web de Eseaclear. Sin embargo, ha sido el país mas caro hasta el momento para entrar. 50,23€ al cambio para un barco de nuestra eslora y los 4 tripulantes. A diferencia del resto de países, Sara y Mia en Antigua no son tripulación, son pasajeras, y eso en un pais donde atracan varios cruceros diariamente, significa tener que pagar casi 15 euros por cada una de ellas. En el resto de países son tripulación y no deben pagar la tasa correspondiente a los pasajeros.

Nuestro fondeo en Falmouth fue una maravilla. A escasos metros teníamos una playa de arena blanca donde podíamos bajar a jugar con las nenas. Y allí encontramos un parque infantil justo al lado de la playa. Desde Fort de France en Martinica que no encontrábamos ningún parque infantil por las calles.

Sara y Mia jugando con un Golden Retrevier.

Estuvimos 3 noches fondeados en Falmouth. Una de las tardes que bajamos a la playa nos encontramos con Pol, un catalán que cruzó el Atlantico navegando con la ARC y que en ese momento se encontraba trabajando y compitiendo en un maxivelero. Esa misma tarde, Sara y Mia se quitaron el mono de perro jugando con una Golden Retrevier que había por la playa.

El 2 de Febrero cambiamos de Fondeo y nos dirigimos a English Harbour. Otro puerto que se encuentra a menos de dos millas de donde nos encontrábamos fondeados.

Playa en English Harbour.

English Harbour es patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Es un puerto natural donde también se pueden encontrar la misma cantidad de megayates y maxiveleros que se pueden ver en Falmouth, la única diferencia es que al ser un puerto histórico, la marina sigue manteniendo ese estilo colonial ingles.

English Harbour
Bahia de English Harbour y Falmouth al fondo.

En English Harbour es donde tiene la llegada la Talisker Atlantic Challenge, una competición de remeros cruzando el Atlantico a remo. Nosotros tuvimos la suerte de ver en directo la llegada de dos remeras que acababan de cruzar el Atlantico tras 50 días remando. Se te pone la piel de gallina de pensar por lo que han pasado estas dos chicas. Nosotros en nuestro velero ya estábamos impresionados con la inmensidad del océano Atlantico y estas chicas lo hicieron a remo y dentro de una cascara de nuez. Es increíble la fortaleza y determinación del cuerpo y la mente humana cuando se trata de cumplir un sueño.

Remeras después de cruzar el Atlantico a remo.

El 4 de Febrero decidimos movernos y navegar 3 millas hasta Marigon Bay donde pasamos una sola noche. El lugar no tenia mucho encanto. Una bahía cerrada donde fondeamos a solo 3 metros de profundidad y donde con solo 3 metros no podíamos ver el fondo. Demasiado sedimentos y sargazo arrastrado hasta la orilla.

Maria doblando una palmera en el Club St James en Marigon Bay.

Al día siguiente regresamos de nuevo a English Harbour ya que el día 7 de Febrero íbamos a recibir la visita de los primeros amigos del pueblo. Nada más y nada menos que Ivan, Laura y su hija Carmen.

Pero antes de que llegaran tuvimos la suerte de coincidir la noche anterior con los amigos del velero Phi. Gracias a la ARC nos vamos encontrando con amigos y conocidos en muchos fondeos. Esta vez fueron los holandeses del Phi, Jurgen y Mirjam, que junto a sus hijas Kiki y Noor nos invitaron a tomar unas cervezas en su velero. Maria, se encargo de preparar un maravilloso pastel!! 2 días después repetimos y fuimos nosotros los que les invitamos a unas cervezas en el Sarámia.

Nos vamos de visita al velero Phi con un maravilloso pastel.
Sara, Mia, Kiki & Noor en el velero Saramia.

Y por fin, el 7 de Febrero llegaron nuestros primeros amigos desde Ontinyent. Llegaron en crucero a la capital, St Johns, para coger un taxi y llegar hasta English Harbour donde fuimos a por ellos con nuestro dinghy. No se puede describir con palabras la alegría que nos dio recibir en nuestro barco a Ivan, Laura y su hija Carmen después de tantos meses sin ver a nuestros amigos. Lo pasamos genial. Primero en nuestro barco, luego en la playa donde estábamos fondeados y por último y para despedirnos comiendo en el restaurante de English Harbour. Lamentablemente la visita fue corta ya que a las 6 debían regresar de nuevo al crucero.

Ivan y yo en la popa del Saramia.
Las peques en la playa de English Harbour.
Chiringuito Time en English Harbour.
Sara, Mia y Carmen.
Familia Aliaga-Ferri y Mora-Conejero.

El 9 de Febrero dejamos el fondeo de English Harbour y pusimos rumbo a Green Island. Una isla privada que se encuentra a poco mas de 8 millas rumbo este.

Fondeo en Green Island.
Maria en su momento relax en Green Island.

Siempre que podemos, evitamos navegar rumbo este. Siempre lo hacemos norte sur y tratamos de ganar este (barlovento) cuando cruzamos de una isla a otra. Pero en este caso nos habían hablado muy bien de las playas de Green Island y Nonsuch Bay y decidimos navegar las 8 millas que nos separaban proa al viento y a motor. En una horita ya estábamos a resguardo de la isla y pudimos fondear en una playa desierta a escasos metros de la orilla. Todo parecía perfecto hasta que llego un catamarán de turistas a la orilla y decidimos irnos con nuestro dinghy a la playa de al lado que no se podía acceder a pie. Allí pasamos toda la mañana y por la tarde cuando los turistas se fueron decidimos bajar a nuestra playita privada. Totalmente virgen, sin ningún tipo de construcción, con arena blanca que parecía harina y sin olas. No se podía pedir mas!! Estábamos realmente en el primer paraíso del caribe desde que salimos de Santa Lucia.

Sara y Mia en la playa privada después de que se fuese el catamarán de turistas.

Al día siguiente llegaron al fondeo otros dos barcos y uno de ellos fondeo demasiado cerca de nosotros y fuimos a preguntar si iban a pasar la noche allí. Visto lo visto y para evitar tener un problema a mitad de la noche decidimos navegar hasta el fondeo de al lado en nonsuch Bay, pero ese fondeo estaba demasiado expuesto a los vientos del NE y decidimos regresar a nuestro anterior fondeo.

En nuestro regreso íbamos tan tranquilos apuntando con la proa a una boya que había libre al fondo de la bahía. Maria se encontraba preparando el fondeo. La velocidad no era excesiva, seguramente unos 3 nudos, no recuerdo exactamente. Yo me encontraba vigilando la carta C-Maps del plotter y marcaba 5 metros de profundidad para todo el tramo desde donde nos encontrábamos hasta la boya. Pero la sensación de ir navegando y quedarse de repente parado es algo difícil de explicar para cualquier marinero. Nos habíamos quedado ENCALLADOS!! Dios mío, que sensación mas angustiosa. En ese momento no seguí ningún manual. El instinto me hizo acelerar al máximo para salir del banco de arena. Gran error! Porque lo primero que deberíamos haber hecho es poner marcha atrás. El barco no se movía nada en absoluto. Fueron dos minutos como máximo, pero fueron los dos minutos mas largos de toda nuestra travesía. Maria se puso a la rueda y yo me acerque a la banda de babor a ver donde nos habíamos enganchado. Era un banco de arena donde también sobresalían algunas rocas. La orza estaba apoyada encima de la arena y de las rocas. En la banda de estribor se veía mucho más fondo que en la de babor. Afortunadamente nuestra proa estaba apuntando hacia el lado de estribor y en ese momento nos llego una fuerte racha de viento. El barco fue virando poco a poco a estribor y gracias también a la escora provocada por el viento y dando marcha avante conseguimos salir de nuestra varada. Ufff!!

Unos metros mas adelante echamos el ancla y en menos de un minuto ya estaba dentro del agua para ver si había algún tipo de daño en la pala o en la quilla.

La quilla al ser de hierro no tenia ningún daño. Los pernos que sujetan la quilla a la estructura del barco también estaban bien. Lo único que tenia unos pequeños arañazos era la parte baja de la pala del timón. Los arañazos no tenían una profundidad superior al grosor de una uña. La pala del timón no tenia ningún tipo de holgura, todo perfecto!! Justamente dos días antes, Pablo, un español que conocimos en English Harbour, nos advirtió de ir con mucho cuidado con los arrecifes cerca de Green Island y siempre tenia que haber alguien en proa vigilando el cambio de profundidades. Ok, Pablo! Lección aprendida!!

Casualidad al día siguiente cambiamos de fondeo y nos encontramos a Pablo en el fondeo de Nonsuch Bay. Allí nos hicimos unas cervezas y comimos juntos. Pablo ha estado navegando mucho durante varios años todas las islas del caribe y fue él quien nos hizo cambiar de idea y navegar a las granadinas en la temporada de huracanes. Nos dio muchos consejos en la navegación por las islas y como en dos días regresaba a España y tenia que vaciar la nevera también nos lleno nuestra nevera for free. Gracias Pablo!!

Pablo y yo en Nonsuch Bay. Green Island.

El 13 de Febrero pusimos rumbo a Carlisle Bay. Los del velero Mamosa y los del Phi nos habían hablado muy bien de esta bahía porque en ella hay un hotel donde puedes entrar sin problema siempre que realices algún tipo de consumición en el bar.

Hotel de lujo en Carlisle Bay
Carlisle Bay Hotel.
Piscina del hotel Carlisle Bay.

El hotel es un hotelazo de 5 estrellas de super lujo que tiene su propio amarre para barcos. Llegamos por la mañana y fuimos decididos a la piscina sin que nadie nos dijera nada. Allí pasamos la mañana y la tarde. Desde Guadalupe que no nos bañamos en una piscina de agua dulce! Todo un lujazo.

Lamentablemente el fondeo era bastante malo ya que entraban muchas olas a la bahía y no parábamos de movernos. Esa misma mañana bajamos de nuevo a la piscina del hotel y después de comer pusimos rumbo a Jolly Harbour.

Cuando llegamos en Jolly Harbour nos encontramos con los portugueses del Velero Faraway y les invitamos a tomar unas cervezas en nuestro barco. Al ser el día de San Valentín, ellos se ofrecieron a quedarse con las nenas al día siguiente para que nosotros pudiésemos salir a cenar los dos solos. Al día siguiente dejamos a Sara y a Mia en su barco y Maria y yo pudimos disfrutar de nuestra primera cena romántica de los últimos 2 meses. Sara y Mia se lo pasaron de maravilla en el barco de Miguel y Ana.

Maria y yo de cena romántica.
Miguel y Ana con Sara y Mia.

El día 16 de Febrero después de desayunar decidimos navegar hasta una bahía más al norte para prepararnos a dar el salto a Barbuda el día siguiente.

Rumbo a Barbuda.

De Antigua a Barbuda es una travesía de tan solo 24 millas, la cual realizamos en 4 horas por la mañana antes de comer. Cuando llegamos allí nos encontramos de nuevo con el barco de los portugueses y con el Catamarán Biguá de unos brasileños que también participaron en la ARC. Esa misma noche nos invitaron a su Catamarán a tomar unas cervezas. El problema de que te inviten a un Catamarán es que nos acabamos enamorando del espacio y la comodidad que es navegar en un multicasco. Es perfecto para navegar con niños ya que la vida la haces en el salón y la terraza. Todo en la misma planta!! Nada de escoras ni movimientos de una lado a otro en el fondeo. Si surgiese la oportunidad cambiaríamos a un Catamarán, no por mi, ya que yo soy de monocasco, por las nenas y por Maria. Para que tuviesen algo lo más parecido a una casa en el mar.

Sara y Mia con Carolina en el velero Biguá.
Cena con Faraway en el catamarán Biguá.

Los brasileños y los portugueses se marcharon al día siguiente y nosotros nos quedamos en Barbuda 6 días más.

Al día siguiente llegó al fondeo el velero Krystal con tripulación española que estaban de vacaciones navegando por el Caribe. Con ellos también nos tomamos unas cervezas en su velero y pasamos un buen rato. Eso es lo bueno de cruzarse con tan pocos barcos españoles, que enseguida hacemos piña!

Las playas en Barbuda son increíbles. Arena blanca finita y mar de color turquesa. Nosotros estuvimos en 3 playas distintas y en 2 de ellas estuvimos totalmente solos. El barco más cercano se encontraba a más de 2 millas.

Playas de ensueño en Barbuda. Cocoa Bay
Playas interminables de arena blanca. Cocoa Bay

Lo bueno de Barbuda es que la playa es exclusiva para ti, pero al mismo tiempo no dispones de ningún supermercado donde aprovisionarte. Nosotros fuimos con la despensa bastante vacía y el último día ya estábamos bajo mínimos. Afortunadamente los pescadores locales se acercan por tu barco y te ofrecen langostas recién pescadas a 6 euros el kilo!.

Negociando con los pescadores locales. Barbuda.

 

Maria con su cena. Low Bay. Barbuda.

El huracán Irma arrasó Barbuda en Septiembre del 2017 y los complejos turísticos están destrozados y no parece que tengan la intención de arreglarlos a corto plazo. En Cocoa Bay estaba el hotel donde veraneaba Lady Di y ahora esta totalmente arrasado. Es muy triste caminar por las playas y encontrar los edificios totalmente destruidos. La naturaleza siempre gana.

Hotel destrozado en Low Bay. Barbuda.
Hotel destrozado en Lady Di beach. Cocoa Bay. Barbuda.

El 23 de Febrero regresamos a Antigua para llenar la nevera y la despensa y 2 días después hicimos el Zarpe para navegar hasta Monserrat. Dejamos atrás el país en el que más tiempo hemos estado y en el que más a gusto nos hemos encontrado. Ojalá podamos regresar más adelante.

Rumbo a Montserrat.

 

Low Bay, Barbuda.

 

Sara y Mia en Cocoa Bay. Barbuda.

 

De regreso al barco en Falmouth Bay. Antigua.

 

Haciendo estiramientos en la cubierta del Saramia.

 

Manualidades a bordo.

 

Muelle del Carlisle Bay Hotel. Antigua.
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